Jay Haley describe como es:
Terapia no convencional: La técnica de ordalía
Esta técnica, resulta fácil deslindar la tarea del terapeuta: consiste en imponer un ordalía adecuada al problema de la persona que desea cambiar y, a la vez, más severa que ese problema. Así como un castigo debe adecuarse al crimen que pena, del mismo modo que el requisito principal de una ordalía es que provoque una zozobra igual o mayor que la que ocasiona por el síntoma. Si no lo bastante rigurosa para extinguir el síntoma, casi siempre se puede aumentar su magnitud hasta que lo sea. Por otra parte, conviene que la ordalía beneficia la persona; a todos nos resulta dificultoso hacer algo que nos beneficie, y parece que les cuesta particularmente a quienes demandan terapia. La gimnasia, perfeccionamiento espiritual, la observancia de una dieta saludable, y demás actividades de autosuperación: he ahí otros tantos ejemplos de lo beneficioso para las personas. Éstas ordalías pueden incluir también hacer un sacrificio por otros.
En segundo lugar, la ordalía debe ser algo que la persona puede ejecutar y a lo que no pueda oponer objeciones válidas. En otras palabras, debe ser de tal naturaleza que el terapeuta diga sin reservas: «esto no le dará ninguna de sus normas morales y es algo que usted puede hacer». Por último, un ordalía terapéutica no debe causar daño sujeto, ni en ninguna otra persona.
Dentro de estas características, la ordalía propuesta puede ser tosca, como un instrumento sin filo, o ingeniosa y sutil. Puede, por otra parte, ser estándar, aplicable a diversos problemas, o bien estar cuidadosamente diseñada para una persona o familia en particular, siendo inadecuada en cualquier otro caso. Un ejemplo de ordalía estándar es hacer gimnasia en mitad de la noche cada vez que se haya presentado el síntoma durante el día…
Una última característica: hay casos en que la persona debe pasar reiteradamente por un ordalía para curarse el síntoma; en otros, la simple amenaza de un ordalía basta para curarla. Cuando el terapeuta presentan ordalía como un procedimiento y su cliente lo admite, no es raro que esa persona abandone el síntoma antes de que la ordalía haya llegado a ejecutarse.
Tipos de ordalía
Hay toda una gama de ellos. Aquí podemos enumerar unos pocos e ilustrarlo con ejemplos.
Tarea directa
Cuando el ordalía es una tarea directa, el terapeuta explica claramente el problema y pide que, cada vez que se presente, la persona se someta a determinada ordalía. Durante la entrevista, averiguar qué clase de actividad debería intensificar el cliente para su propio bien, a menudo sin aclarar el propósito es indagación. Una respuesta típica es que esa persona debía practicar más ejercicios físicos. Por consiguiente el terapeuta le ordena que a determinada cantidad de ejercicios cada vez que se presenten síntomas. En muchos casos, lo mejor es hacer practicar en mitad de la noche: se pide el cliente que, al irse a dormir fije la alarma del despertador para las 3 de la mañana; a esa hora deberá levantarse y hacer los ejercicios. Tras esto, volverá dormirse, con lo cual el procedimiento se asemeja a un sueño pesadilla. Los ejercicios deben ser intensos, lo suficiente para que esta persona tenga los músculos doloridos al día siguiente.
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Haley, J. (1984). Terapia de ordalía. Caminos inusuales para modifcar la conducta. Buenos Aires: Amorrortu