Integración en Psicoterapia
Psicoterapia integracionista: La integración de diversas corrientes en psicoterapia
El proceso la terapia debe estar coordinado con la entidad tratada. A fin de ser satisfactoria y científica, lógica y la técnica terapéuticas deberían derivarse de una taxonomía que ordenaría los tipos psicológicos esenciales de la personalidad en un esquema conceptual coherente. Desde la perspectiva de las ciencias físicas, esta afirmación parece obvia. La física cuenta con el modelo básico y la química con la tabla periódica. La primera agrupa las diversas partículas subatómicas; la segunda ordena los diversos elementos. Por ejemplo, un ingeniero químico que desee perfeccionar el proceso químico utilizado en la elaboración de un determinado compuesto, evidentemente examinará que tiene de común con otros planteamientos, pero sólo en conexión con la lógica de la propia química, para desarrollar una solución de orden superior que tenga verdadero sentido. Las características de otros abordajes no se pueden adoptar simplemente por su frecuencia. Más bien las leyes de la química, junto a las características del compuesto particular, dictan que resultara satisfactorio.
Asimismo, los terapeutas deben entender las características y las dinámicas de los pacientes a quienes tratan para determinar el resultado de la terapia. Lejos de demostrar que la psicoterapia haya evolucionado, los abordajes contemporáneos escritos anteriormente reflejan una psicopatología fragmentada y desconyuntada, en la cual la ramas pura y aplicada de la ciencia se han desarrollado por separado. Como análisis final, sólo podemos concluir que las propiedades sintéticas y formales de la sonoridad son las que dictan nuevas formas de psicoterapia, proporcionan una vía para la integración de las históricas escuelas dogmáticas y explican el hallazgo inicial de que la mayoría de psicoterapia son efectivas por igual.
Retrospectivamente, la revolución ante el dogmatismo de las escuelas históricas eran inevitables. Tanto si es psicoanalítica, cognitiva, conductual o biológica, cada una de ellas constituyen sólo una visión parcial de naturales humana. En las llamadas ciencias duras, se producen avances al intentar falsear los modelos establecidos. Los resultados apoyan una teoría mientras que rechazan las otras. Por el contrario, las ciencias sociales están menos vinculadas intrínsecamente; los avances tienen lugar cuando surge una nueva aria de contenido en el centro del conocimiento científico, generándose así una nueva manera de considerar ese ámbito, un paradigma innovador. En estos términos, escuelas psico dinámica subraya la importancia del inconsciente, los mecanismos de defensa y las relaciones fetales tempranas; la terapia tratará de hacer consciente lo inconsciente o de desenmarañar los residuos nocivos de las relaciones tempranas con los cuidadores. La escuela interpersonal subraye los principios de correspondencia y complementaridad; la terapia no quedará atrapada en los mismos círculos viciosos preexistentes, sino que promoverá el desarrollo de nuevos modos de comportarse mediante respuestas no complementarias. La escuela cognitiva se basa la importancia de los pensamientos automáticos y las distorsiones y crece cognitivas; la terapia consiste en enseñar a los clientes a identificar esos pensamientos y sustituirlo por alternativas funcionales. Todas las perspectivas e lucirán importantes áreas de la personalidad, pero no proporcionan los principios integradores necesarios. En vez de ello, el modelo actual en psicoterapia es el eclecticismo inteligente, la selectividad basada principalmente en las experiencias del pasado con clientes similares.
Por otra parte, la definición de personalidad, patrón de variables que engloban la matriz entera de la persona, no puede apoyar este modelo. La personalidad es una estructura interconectada de comportamientos, cogniciones y procesos intrapsíquicos. La interpretación de estructuras y funciones psíquicas es lo que distingue los trastornos de la personalidad de otros síndromes clínicos. El sinergismo resultante ofrece la personalidad global una estabilidad que comporta que los trastornos de la personalidad resulten excesivamente complicados de resolver, al menos desde las formas de terapias tradicionales. En consecuencia, la terapia de la personalidad presenta una estructura formal muy similar a la de la propia personalidad. La terapia debe ser más que la suma de sus partes, ya que la personalidad también es más que la suma de sus partes. La terapia debería estar integrada (y, por lo tanto, resulta tan eficaz), integrada y estable es la personalidad. Hay que considerar la psicoterapia integracionista con una configuración de estrategias y tácticas en las que cada técnica de intervención se selecciona por su eficacia para resolver estados patológicos y también por su contribución en el patrón global de procedimientos de tratamiento, de los cuales es solamente uno. Por ello, la patología de la personalidad engloba un tipo de trastornos para los que se requiere explícitamente una base teórica integracionista. Cualquier otra elección es peor. Por otra parte, los trastornos de la personalidad recién simplemente un hombre inapropiado y sería mejor calificarlo de trastornos cognitivos, trastornos interpersonales o trastornos psicodinámicos (MIllon, 1999).
La idea de que la personalidad es un sistema funcional -estructural permite efectuar determinadas predicciones sobre la personalidad y sus modelos más adecuados de terapia. En primer lugar, explica porque los trastornos de la personalidad parecen tan complicados clínicamente. Los sistemas buscan de una manera natural inestabilidad interna, sumidos taxis. Por ejemplo, los factores estresantes de la vida cotidiana afectan a las personalidades patológicas y a las personalidades normales. Estos factores pueden abarcar desde lo más cotidiano, como es levantarse por la mañana, hasta lo más profundo como es el fallecimiento de uno de los progenitores o no conseguir el sueño de toda la vida. Subjetivamente, estos estresantes provocan ansiedad que puede manejarse de muchas maneras. Por ejemplo, se pueden aplicar mecanismos lógicos de enfrentamiento para encontrar una solución realista o mecanismo de defensa para reprimir, reconducir o transformar esa ansiedad. En cualquier caso, el objetivo es siempre la estabilidad, no el cambio. En la personalidad, cada una de las áreas utiliza como lastre a las demás reforzando así la estructura entera. Como formas estables regulares de pensar, sentir y percibir, los trastornos de la personalidad tienen como objetivo la homeostasis, que intrínsicamente no coincide con el mundo psicosocial, generando círculo vicioso que perpetúan los mismos dilemas una y otra vez. Por definición, su patología, que es estable, regular y duradera, engloban a la matriz entera de la persona como si fuera un lastre. En consecuencia, la naturaleza de la personalidad que dice que la psicoterapia es de las escuelas, las que se basan en una única perspectiva, estarán muy contaminadas por los trastornos de la personalidad. Y este es el mundo real para los clínicos de todas partes.
Volviendo al tema del comienzo en este apartado, las intervenciones estrictamente lineales no pueden funcionar bien con trastornos que se mantienen a través de una causalidad recíproca. Al apagar un incendio con fuego y el aplicar múltiples técnicas en consonancia con las características identificadas en la evaluación (características relevantes en cada caso correcto), la terapia puede aplicarse de manera que el equilibrio de la persona quede «perforado», haciendo funcionar procesos de cambios que se construyen y se refuerzan entre sí y generando cambios en todo el sistema. La psicoterapia integracionista se basa en la aplicación de múltiples técnicas, derivadas probablemente de cada una de las áreas de la personalidad y seleccionadas específicamente para demostrar un eficacia superior a la que cabría esperar si se aplicara una sola técnica. En cambio, las terapia las escuelas se consideran lineales y newtonianas, y la eficacia del eclecticismo terapéutico, que carece de una taxonomía derivada de la teoría y su coordinación con las áreas de la personalidad, mediante las cuales entender a los individuos, se considera meramente aleatoria.
Bibliografía:
Millon, T. y Davis, R. (2001).Trastornos de la personalidad en la vida moderna. Barcelona: Masson