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Psicologos en Piura 

Psicólogo en Piura especialistas en ansiedad, depresión, terapia de pareja atención con adultos, presencial y virtual.

Solcuiones a los problemas emocionales

Terapia psicológica para problemas de personalidad

Atención especializada en problemas como baja autoestima, problemas de pareja, problemas de comunicación, ansiedad, estres, depresión.

Terapia individual: Tu proyecto de vida puede recomenzar

Los hombres también son sensibles y sufren.  

Los problemas de pareja  si tienen solución

Psicoterapia en Piura

Psicoterapia a la medida de las necesidades. Dr. Silva

Las paersonas pueden paceder de un problema y la intervención en esos casos es de corta duración en el tiempo, en el caso de ser un trastorno de personalidad la intervención en terapia es prolongada.

Psicologo Alvaro Silva

Se cuenta experiencia profesional mayor a los 26 años

Nuestra propuesta de intervención contempla principalmente: la psicoterapia psicoanalítica, la psicoterapia humista a traves del psicodrama como la del modelo sistemico.

Psicologia en Piura

Después de la obra fundacional de Freud, el campo de la psicoterapia psicoanalítica experimentó una transformación profunda que amplió su marco teórico, sus objetivos clínicos y sus técnicas de intervención. Lejos de ser una continuación lineal del pensamiento freudiano, el psicoanálisis del siglo XX y XXI se diversificó en múltiples escuelas que introdujeron nuevos conceptos, ampliaron la comprensión del desarrollo humano y sofisticaron la práctica terapéutica. Cada una de estas corrientes respondió, de manera crítica y creativa, a los límites del modelo original, generando un cuerpo clínico que hoy influye tanto en la psicoterapia individual como en la terapia breve, de pareja y familiar.

Uno de los primeros avances significativos surgió con el psicoanálisis del yo, encabezado por Anna Freud, Heinz Hartmann, Ernst Kris y René Spitz. Esta corriente replanteó la visión del yo elaborada por Freud y propuso que, además de ser un mediador entre las pulsiones y la realidad, posee funciones autónomas que permiten adaptarse al entorno. Con ello, la psicoterapia dejó de centrarse exclusivamente en el conflicto inconsciente y empezó a considerar el fortalecimiento de las capacidades yoicas como un elemento terapéutico fundamental. Este enfoque resultó especialmente útil para el trabajo con niños y poblaciones poco accesibles al método clásico, y sentó las bases de psicoterapias de apoyo y modelos más breves orientados a la adaptación y la regulación emocional.

Posteriormente, la teoría de las relaciones objetales, impulsada por Melanie Klein, Wilfred Bion, Donald Winnicott y otros autores británicos, revolucionó la comprensión del desarrollo temprano y de la vida psíquica. Desde esta perspectiva, la mente se estructura a partir de las primeras relaciones del bebé con sus cuidadores, y los conflictos fundamentales no derivan únicamente de pulsiones instintivas sino de la manera en que se internalizan estas experiencias tempranas. Klein introdujo conceptos claves como la identificación proyectiva y los estados mentales esquizo-paranoides y depresivos. Winnicott habló del “ambiente suficientemente bueno” y del equilibrio entre el self verdadero y el self falso. Bion profundizó en la función de la madre como continente emocional. Todo esto permitió comprender mejor patologías graves, trastornos de personalidad y dificultades de apego, y además influyó directamente en la práctica de la psicoterapia de pareja y familiar al resaltar cómo los vínculos configuran el mundo interno.

Mientras tanto, en Estados Unidos, Heinz Kohut formuló la psicología del self, una propuesta que desplazó el énfasis desde el conflicto intrapsíquico hacia los fallos en las experiencias de reconocimiento y empatía en la infancia. Kohut observó que muchos pacientes no presentaban síntomas derivados de conflictos edípicos, sino una profunda fragilidad del self que se manifestaba en problemas de autoestima, vacíos afectivos y dependencia emocional. Para él, los cuidadores funcionan como “self-objects”, es decir, figuras indispensables para sostener el desarrollo de una identidad cohesionada. Cuando estas funciones fallan, emergen patologías narcisistas o déficits en la regulación afectiva. La psicoterapia, entonces, debe ofrecer una experiencia de empatía profunda capaz de reparar estas fallas tempranas. Esta visión transformó la técnica clínica contemporánea y dio origen a intervenciones centradas en la regulación emocional y en la calidad del vínculo terapéutico.

En paralelo, surgieron las escuelas neofreudianas, entre las que destacan Karen Horney, Harry Stack Sullivan y Erich Fromm. Estos autores criticaron la excesiva importancia que Freud dio a la sexualidad y propusieron que la personalidad se configura, ante todo, dentro de un contexto interpersonal y sociocultural. Sullivan sostuvo que la personalidad es un patrón dinámico de relaciones y que la psicopatología deriva de fallas en la comunicación y en la capacidad de establecer vínculos seguros. Horney reformuló el concepto de neurosis como resultado de estrategias defensivas ante la ansiedad básica, producto de relaciones tempranas distorsionadas. Fromm incorporó factores culturales, económicos y sociales en la comprensión de la vida psíquica. Estas ideas impulsaron terapias más centradas en el presente, en las relaciones actuales y en el análisis de los patrones interpersonales, influyendo directamente en modelos validados empíricamente como la Terapia Interpersonal (IPT).

A mediados del siglo XX surgió otro avance decisivo: la psicoterapia psicodinámica breve, desarrollada inicialmente por Peter Sifneos, Malan, Strupp, Luborsky y, de manera más intensa y técnica, por Habib Davanloo. A diferencia del tratamiento psicoanalítico clásico, estas terapias se enfocaron en intervenciones más acotadas, con objetivos específicos y un énfasis en la movilización emocional. Se buscaba identificar el conflicto nuclear del paciente y trabajar con la expresión de emociones inhibidas, así como con los patrones relacionales repetitivos que perpetúan el malestar. Davanloo, con su modelo de Psicoterapia Psicodinámica Intensiva y Breve (ISTDP), aportó técnicas activas y directas que demostraron eficacia en un amplio rango de trastornos, convirtiéndose en un puente entre el psicoanálisis y las necesidades clínicas de los sistemas de salud modernos.

La evolución del psicoanálisis después de Freud no solo amplió el cuerpo teórico, sino que también lo convirtió en un campo más clínico, más pragmático y más orientado al vínculo. La incorporación de conceptos como el apego, la regulación emocional, la intersubjetividad y los mecanismos de mentalización demuestra que la psicoterapia psicodinámica sigue siendo un sistema vivo y en constante renovación. Hoy en día, muchas terapias contemporáneas —incluyendo la terapia de pareja, terapia familiar, psicoterapia breve, modelos basados en el apego y enfoques mentalizadores— beben directamente de estos avances postfreudianos.

La teoría sistémica en psicoterapia tuvo un punto de inflexión decisivo con la Escuela de Palo Alto, cuyo grupo de trabajo —liderado por Gregory Bateson y continuado por Paul Watzlawick, Don Jackson y otros miembros del Mental Research Institute (MRI)— sentó las bases de un modo radicalmente nuevo de comprender los problemas humanos. Frente al modelo intrapsíquico tradicional, Palo Alto propuso que los síntomas psicológicos adquieren sentido dentro de los patrones de interacción que mantienen las personas en sus relaciones significativas. Esta visión relacional inauguró una revolución epistemológica: el foco de análisis dejó de ser la mente individual para pasar a ser la comunicación, la circularidad, el contexto y la función del síntoma dentro del sistema.

Uno de los aportes más influyentes de Palo Alto fue la idea de que los problemas no se sostienen por sus causas pasadas, sino por las soluciones intentadas que las personas repiten sin éxito. El MRI desarrolló terapias breves centradas en la identificación de estas soluciones disfuncionales y en la creación de intervenciones estratégicas que desestabilizaran el patrón redundante. Watzlawick formuló principios fundamentales como la imposibilidad de no comunicar, los niveles digital y analógico del lenguaje, y la diferenciación entre cambio de primer y segundo orden, conceptos que hoy siguen siendo pilares de la psicoterapia sistémica y estratégica.

A partir de este núcleo, la teoría sistémica se expandió hacia nuevas direcciones. Una de ellas fue la terapia estratégica desarrollada por Jay Haley y Cloe Madanes, quienes integraron elementos del MRI con aportes del estructuralismo de Salvador Minuchin. En esta corriente, los síntomas se comprenden como intentos fallidos de resolver dilemas de poder, jerarquía o control dentro de la familia. Haley introdujo la noción de intervención estratégica como un acto deliberado que reconfigura la estructura del sistema desde una posición activa del terapeuta. Madanes añadió una lectura más amplia, incorporando elementos de ética relacional y de dinámicas de sacrificio, protección y reparación emocional dentro de las familias.

En paralelo, la teoría sistémica experimentó un enorme avance con la terapia estructural de Minuchin, que aportó una comprensión más detallada de la organización familiar, los límites, las coaliciones y la flexibilidad de los subsistemas. Aunque no proviene directamente de Palo Alto, la integración entre el estructuralismo y la visión estratégica produjo modelos de intervención muy influyentes en la práctica clínica, sobre todo en contextos de vulnerabilidad, trabajo comunitario y psicoterapia con niños y adolescentes.

Mientras tanto, el pensamiento sistémico europeo avanzó hacia una perspectiva más reflexiva con la llegada de la segunda cibernética, impulsada por autores como Heinz von Foerster y Humberto Maturana. La llamada «cibernética de segundo orden» cuestionó la idea del terapeuta como observador neutral y lo situó como parte activa del sistema que co-construye la realidad con los consultantes. Este giro epistemológico transformó la práctica terapéutica: la objetividad dio paso a la intersubjetividad, y la intervención se entendió como un proceso conversacional en el que el significado emerge en la interacción. Este cambio abrió el camino a modelos colaborativos, centrados en la conversación y orientados por el lenguaje.

De este contexto surgió la terapia narrativa, principalmente desarrollada por Michael White y David Epston. Este enfoque concibe los problemas como narrativas dominantes que constriñen la identidad de las personas. La tarea terapéutica consiste en externalizar el problema, desmontar las narrativas opresivas y favorecer la construcción de historias alternativas que amplíen las posibilidades de acción. Aunque se aleja de la idea de “sistema familiar nuclear” clásica, la terapia narrativa mantiene la raíz sistémica en su énfasis en el lenguaje, la circularidad y el contexto sociocultural.

La teoría sistémica contemporánea también se enriqueció con los modelos constructivistas y construccionistas sociales, representados por autores como Kenneth Gergen, Tom Andersen y Harlene Anderson. Estos enfoques subrayan que la realidad no es descubierta sino construida en el diálogo, y que el terapeuta no es un experto que diagnostica sino un participante que co-crea significados junto con la familia o la pareja. La práctica se vuelve colaborativa, respetuosa y altamente sensible a la diversidad cultural, de género y de modelos familiares.

A finales del siglo XX y comienzos del XXI, surgieron también enfoques híbridos que integran lo sistémico con la evidencia empírica y los desarrollos en terapia breve. Entre estos destacan la Terapia Centrada en Soluciones (de Steve de Shazer e Insoo Kim Berg), que retoma la idea de Palo Alto sobre las soluciones intentadas, pero se orienta hacia el futuro y hacia la identificación de recursos, excepciones y competencias. De forma paralela, la Terapia Focalizada en Emociones (EFT) de Sue Johnson integra teoría del apego con el pensamiento sistémico, generando uno de los modelos contemporáneos con mayor respaldo empírico para el trabajo con parejas.

En la actualidad, la teoría sistémica se caracteriza por una pluralidad de voces que conviven en un diálogo continuo. Los enfoques contemporáneos integran aportes de la neurociencia, la teoría del apego, la regulación emocional, el trauma complejo, la diversidad familiar y la perspectiva intercultural, sin perder la esencia sistémica del pensamiento circular y contextual. La intervención se concibe como un proceso flexible que puede adoptar un estilo estratégico, estructural, narrativo, colaborativo o emocional, según las necesidades del sistema consultante.

Así, desde las primeras formulaciones de Bateson y Watzlawick hasta los modelos contemporáneos integrativos, la teoría sistémica ha evolucionado desde un énfasis en la comunicación observable hacia una comprensión más compleja de los sistemas humanos, donde entran en juego la subjetividad, el lenguaje, la cultura, los vínculos afectivos y la neurobiología interpersonal. Esta evolución la ha convertido en uno de los paradigmas más versátiles y relevantes para la psicoterapia del siglo XXI.

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es, en esencia, una emoción de anticipación ante una amenaza futura: te pones en modo “alerta” frente a peligros que percibes (reales o imaginados), con preocupación, tensión física y tendencia a evitar lo que te asusta. Varios autores la describen como un estado emocional negativo, orientado al futuro, con pensamientos de preocupación y activación fisiológica que puede interferir con la vida diaria (Li & Jiang, 2022; Mishra & Varma, 2023; Vinueza-Fernández et al., 2025).

1. Ansiedad normal vs. ansiedad patológica

Tener ansiedad no siempre es algo malo. A nivel adaptativo:

  • Un cierto nivel de ansiedad te ayuda a prepararte: estudiar más antes de un examen, manejar con más cuidado, planificar mejor.

  • En ese caso la ansiedad es proporcional al reto, dura poco y no bloquea tu vida.

Hablamos de ansiedad patológica o trastornos de ansiedad cuando:

  • La preocupación es excesiva y persistente (p. ej., la mayor parte de los días durante meses).

  • Se acompaña de síntomas físicos intensos (taquicardia, tensión muscular, dificultad para dormir, sensación de ahogo, etc.).

  • Genera malestar significativo o deterioro en el funcionamiento laboral, académico, social o familiar.

Por ejemplo, en el trastorno de ansiedad generalizada se describe una preocupación crónica y difícil de controlar sobre múltiples áreas (salud, economía, familia), junto con fatiga, irritabilidad, tensión muscular y problemas de sueño (Mishra & Varma, 2023). 

2. Componentes de la ansiedad

La ansiedad suele entenderse como un síndrome con varios componentes que se activan a la vez:

  1. Cognitivo

    • Pensamientos de preocupación (“¿y si sale mal?”, “seguro pasa algo horrible”), anticipación catastrófica, dificultad para concentrarse.

    • Estos patrones cognitivos incrementan la probabilidad de que la ansiedad se mantenga o aumente (Mishra & Varma, 2023; Vinueza-Fernández et al., 2025). (PMC)

  2. Fisiológico

    • Activación del sistema nervioso autónomo: taquicardia, sudoración, tensión muscular, sensación de nudo en el estómago, respiración rápida.

    • A nivel neurobiológico se han descrito alteraciones en regiones como la amígdala, corteza prefrontal e insula, implicadas en la detección de amenaza y la regulación emocional (Li & Jiang, 2022). (Frontiers)

  3. Emocional

    • Sentimientos de miedo, aprensión, inquietud, nerviosismo, a veces sensación de “desastre inminente” aunque no haya un peligro claro.

  4. Conductual

    • Evitación (no hablar en público, no salir solo, no acudir a exámenes), búsqueda excesiva de tranquilidad (“reaseguración”) y conductas de escape.

    • Estas conductas alivian la ansiedad a corto plazo, pero la mantienen a largo plazo.

3. Ansiedad estado, ansiedad rasgo y trastornos de ansiedad

En la literatura se hace una distinción útil:

a) Ansiedad-estado y ansiedad-rasgo

  • Ansiedad-estado: es la ansiedad del momento, transitoria, ligada a una situación concreta (p. ej., antes de una exposición). Sube y baja según el contexto.

  • Ansiedad-rasgo: es una tendencia estable de personalidad a experimentar ansiedad con facilidad, es decir, una predisposición a percibir más amenazas y preocuparse más que otras personas.

Estudios neurocientíficos muestran que ambas comparten ciertos mecanismos cerebrales (por ejemplo, en la ínsula y áreas de control atencional), pero también tienen diferencias en redes funcionales y estructurales (Li & Jiang, 2022). 

b) Trastornos de ansiedad

Cuando la ansiedad se vuelve muy intensa, constante y limitante, puede encajar en un trastorno de ansiedad, como:

  • Trastorno de ansiedad generalizada

  • Trastorno de pánico

  • Fobia social (trastorno de ansiedad social)

  • Fobias específicas

  • Otros cuadros donde la ansiedad es central (p. ej., parte del TEPT)

A nivel poblacional, los trastornos de ansiedad son de los trastornos mentales más frecuentes, con una prevalencia global alrededor del 4 % y más de 300 millones de personas afectadas, con mayor incidencia en mujeres y en países de altos ingresos (Javaid et al., 2023; Vinueza-Fernández et al., 2025). 

4. Factores implicados en la ansiedad

La ansiedad no tiene una sola causa; suele aparecer por la interacción de múltiples factores:

  • Biológicos:

    • Vulnerabilidad genética: mayor probabilidad de ansiedad cuando hay antecedentes familiares.

    • Alteraciones de neurotransmisores (GABA, serotonina, noradrenalina) y de circuitos cerebrales vinculados al miedo y la regulación emocional (Mishra & Varma, 2023). 

  • Psicológicos:

    • Estilos de pensamiento catastrofistas, perfeccionismo, baja tolerancia a la incertidumbre, creencias de que “si no me preocupo, algo malo pasará”.

  • Sociales y contextuales:

    • Estrés académico, laboral, crisis económicas, violencia, eventos vitales estresantes, falta de apoyo social.

    • La literatura epidemiológica resalta que la urbanización, el mayor nivel de desarrollo y ciertas condiciones sociales se asocian a más ansiedad (Javaid et al., 2023; Vinueza-Fernández et al., 2025). (SpringerLink)

  • Eventos globales y ambientales:

    • Se describe, por ejemplo, la eco-ansiedad, un tipo de ansiedad relacionada con el cambio climático y el futuro del planeta, caracterizada por preocupación intensa y malestar ante la degradación ambiental (Coffey et al., 2021). 

5. ¿Por qué es importante entender la ansiedad?

Comprender la ansiedad permite:

  • Distinguir entre ansiedad normal (adaptativa) y ansiedad clínica que requiere intervención.

  • Identificar factores de riesgo y mantenimiento (evitación, pensamientos catastróficos, falta de recursos de afrontamiento).

  • Dirigir intervenciones efectivas: la evidencia respalda la terapia cognitivo-conductual, el trabajo en habilidades de afrontamiento, cambios en el estilo de vida (sueño, actividad física) y, en algunos casos, medicación (Mishra & Varma, 2023; Vinueza-Fernández et al., 2025). 

Referencias 

  • Coffey, Y., Bhullar, N., Durkin, J., Islam, M. S., & Usher, K. (2021). Understanding eco-anxiety: A systematic scoping review of current literature and identified knowledge gaps. The Journal of Climate Change and Health, 3, 100047. https://doi.org/10.1016/j.joclim.2021.100047 (ScienceDirect)

  • Javaid, S. F., Hashim, I. J., Hashim, M. J., Stip, E., Abdul Samad, M., & Al Ahbabi, A. (2023). Epidemiology of anxiety disorders: Global burden and sociodemographic associations. Middle East Current Psychiatry, 30, 44. https://doi.org/10.1186/s43045-023-00315-3 (SpringerLink)

  • Li, Y., & Jiang, L. (2022). State and trait anxiety share common network topological mechanisms of human brain. Frontiers in Neuroinformatics, 16, 859309. https://doi.org/10.3389/fninf.2022.859309 (Frontiers)

  • Mishra, A. K., & Varma, A. R. (2023). A comprehensive review of the generalized anxiety disorder. Cureus, 15(9), e46115. https://doi.org/10.7759/cureus.46115 (PMC)

  • Vinueza-Fernández, I., Esparza, W., Martín-Rodríguez, A., & Sánchez-Cajas, E. (2025). Anxiety, academic performance, and physical activity in university students: A scoping review. European Journal of Investigation in Health, Psychology and Education, 15(11), 231. https://doi.org/10.3390/ejihpe15110231 (MDPI)

Si quieres, en un siguiente mensaje puedo transformar esto en un esquema más corto tipo ficha/resumen para tus clases o apuntes.

¿Qué es el estrés?

El estrés es una respuesta natural del organismo ante situaciones que percibimos como exigentes o amenazantes. En pequeñas dosis puede ser útil, porque nos mantiene alerta y nos ayuda a reaccionar; sin embargo, cuando se vuelve constante o intenso, empieza a afectar de manera profunda la vida de las personas en distintos niveles.

🧠 A nivel psicológico y emocional

El estrés prolongado puede generar ansiedad, irritabilidad, tristeza, desmotivación y sensación de agotamiento mental. Las personas suelen tener dificultad para concentrarse, tomar decisiones o disfrutar de actividades que antes les resultaban placenteras. Con el tiempo, puede contribuir al desarrollo de trastornos de ansiedad, depresión o burnout, especialmente cuando no existen espacios de descanso ni apoyo emocional.

💓 A nivel físico

Cuando el cuerpo permanece en “estado de alerta” por mucho tiempo, se producen cambios fisiológicos importantes: dolores de cabeza, tensión muscular, problemas digestivos, alteraciones del sueño, fatiga constante y debilitamiento del sistema inmunológico. El estrés crónico también está asociado a enfermedades cardiovasculares, hipertensión y desregulación hormonal.

👨‍👩‍👧 A nivel social y relacional

El estrés afecta la forma en que las personas se relacionan. Puede provocar conflictos de pareja, distanciamiento emocional, dificultades en la comunicación y menor tolerancia hacia los demás. En contextos familiares o laborales, el estrés no gestionado suele traducirse en discusiones frecuentes, aislamiento o bajo rendimiento.

🎯 En la vida cotidiana y el proyecto personal

Cuando el estrés domina la vida, la persona siente que “vive en automático”. Se reduce la capacidad de planificar, soñar y disfrutar el presente. Esto impacta en la calidad de vida, la satisfacción personal y el sentido de propósito.

Síntomas del estrés

1. Síntomas emocionales y psicológicos

  • Irritabilidad constante

  • Ansiedad o sensación de estar “al límite”

  • Tristeza, apatía o desmotivación

  • Cambios bruscos de humor

  • Dificultad para concentrarse o tomar decisiones

En la pareja: la persona estresada puede reaccionar de forma desproporcionada, mostrarse distante o emocionalmente cerrada, lo que genera malentendidos y discusiones frecuentes.

Síntomas físicos

  • Cansancio persistente

  • Dolores de cabeza o musculares

  • Problemas gastrointestinales

  • Alteraciones del sueño (insomnio o sueño no reparador)

  • Palpitaciones o tensión corporal constante

👉 En la pareja: el malestar físico reduce la energía para compartir tiempo de calidad, afectando la intimidad, la paciencia y la disponibilidad afectiva.

3. Síntomas conductuales

  • Aislamiento social

  • Impulsividad o explosiones de enojo

  • Evitación de conversaciones importantes

  • Consumo excesivo de alcohol, comida o pantallas

  • Descuidos en responsabilidades personales o familiares

👉 En la pareja: se rompe la comunicación, aparecen reproches (“ya no hablas”, “siempre estás de mal humor”) y se debilita el sentido de equipo.

¿Cómo el estrés afecta la relación de pareja?

🔹 Deteriora la comunicación

El estrés reduce la capacidad de escuchar y expresar emociones con claridad. Las conversaciones se vuelven defensivas, cortas o agresivas.

🔹 Disminuye la intimidad emocional y sexual

El agotamiento mental y físico hace que el deseo disminuya. La pareja puede interpretar esto erróneamente como falta de amor o rechazo.

🔹 Aumenta los conflictos

Pequeños desacuerdos se convierten en discusiones intensas. El estrés actúa como un “amplificador” de problemas no resueltos.

🔹 Genera roles desequilibrados

Una persona puede asumir más responsabilidades mientras la otra se muestra ausente, lo que genera resentimiento y desgaste emocional.

Atención especializada en psicoterapia en Piura

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